Ser científico es por naturaleza Humano

Publicado el: 30 junio, 2017

“Si quieres encontrar los secretos del Universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración” Nikola Tesla.

Por Pablo Jozami-El Universo es vibración. En el Universo todo vibra, ya sea por emisión propia o por transmisión a su materia. Dicha vibración actúa directamente sobre aquello que es alcanzado por el radio de su esfera de transmisión, generando cierta influencia en la frecuencia de los cuerpos receptores; y aquello que transmite no es ni más ni menos que energía.

Cada célula de un organismo vibra emitiendo una frecuencia, liberando cierta cantidad de su energía y con una intensidad determinada. Vale decir que el cuerpo humano emite un conjunto fluctuante de vibraciones que en su conjugación emanan cierta frecuencia y esta se interrelaciona con el conjunto de frecuencias a su alcance en el entorno, siendo determinadas su acción y su radio por la intensidad de la energía liberada. Nos preguntemos ahora cuántas veces habremos sentido que alguien cargaba cierta energía negativa o violenta. Algunos habremos observado cómo esa persona, cuando se encontraba con alguna situación que se correspondiera a su energía, acababa por tener una experiencia directa con aquello que su frecuencia —por acción de resonancia magnética— atrajo por propio reflejo. Esto es sencillamente acción de correspondencia entre vibraciones, por efecto de correspondientes fuerzas de atracción electromagnéticas. Es decir que incluso el pensamiento humano —que entre otras cosas es excitación de partículas por la liberación de energía eléctrica— es un agente formador de la vibración de su persona, por tanto el pensamiento posee el poder de atracción intrínseca de aquello que lo constituye.

Ahora podemos comprender que la vibración de una persona se corresponde directamente con su estado del ser: su ánimo, su energía, su intención, su pensamiento, su emoción, su búsqueda interior e inconsciente; y que por reflejo de esto atrae antagonismos, es decir que quien emite una frecuencia equivalente a la guerra atrae al Universo la resistencia, quien emite temor atrae violencia. Estas dicotomías son respuestas propias de las resonancias duales, a diferencia de resonancias como la del amor o la paz que solo atraen mayores vibraciones de sí, por ser aduales o advaita. Esas energías que emitimos pueden ser sentidas por la conciencia de otros a través del sexto sentido humano que es de la percepción.

Algunos habremos observado cómo los verdaderos sabios comprendieron que estar en paz es ser en paz, entendido esto como la no-correspondencia con la violencia, y que el verdadero poder habita en la no-acción. Estos sabios se dedicaron en sus días más que a cultivar el intelecto a depurar sus propios seres, a través de la autobservación silenciosa de sus pensamientos, sus emociones, sus palabras y actos; para así irradiar desde su vibración una frecuencia armónica y con una energía poderosa. Esto es verdaderamente hacer de la vida una ciencia de la vida y el espíritu, ciencia inherente al humano en esencia. Dichos sabios, seres que alcanzaron la así llamada iluminación, primero conocieron y depuraron su Universo interior con la observación totalmente atenta y silenciosa del Universo exterior, alcanzado la vacuidad y abandonando por completo la dualidad.

Hacer ciencias es ejercer la comprensión de las cosas, y para comprender las cosas es preciso observarlas y ver más allá de las superficialidades y encontrarse con los mecanismos que operan en ellas, sin emitir juicios y condenas, sino sabiendo que hay lógica inclusive en aquello que se consideraría “desorden”.

El humano es un ser científico y un ser espiritual por esencia; no hacer de su existir una ciencia es no comprender ni a su ser ni a su esencia, es convertirse en un no-ser humano, un desconocedor de su Universo y por ende de sí.

Pablo Jozami se define como cocinero, artista plástico, músico y poeta.

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