Paneles solares en el centro darían electricidad a 6.000 viviendas tucumanas

Publicado el: 5 diciembre, 2016

El estudio realizado por dos especialistas de la UNT también sostiene que este sistema disminuye notablemente las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Cuánto cuesta instalar estos paneles y la legislación al respecto.
Investigadores tucumanos estimaron cuánto aportaría a la red eléctrica la instalación de paneles o sistemas fotovoltaicos (SFV) en techos de edificios. El cálculo fue estimado al simular la instalación de paneles en 30 manzanas del centro tucumano, en unos 100.000 m2 disponibles, y conectados a la red eléctrica de baja tensión. El estudio -publicado en el Congreso de la Asociación Argentina de Energías Renovables y Ambiente, en 2015- indica que aportarían un cuarto de la demanda de electricidad de esa área.

El cálculo se efectuó mediante un sistema computacional denominado PVsyst, herramienta utilizada mundialmente para el diseño de instalaciones fotovoltaicas. Este programa posee una amplia base de datos de los principales componentes usados en una instalación de paneles. También cuenta con una base meteorológica que permite dimensionar la instalación en función de su ubicación y de su inclinación, y con un diseño en 3D que posibilita calcular las pérdidas y la producción de energía.

Los autores del estudio son los ingenieros Jorge González y Adolfo Parellada, investigadores y docentes de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (FACET) de la UNT. González, además, es master en energías renovables (Universidad Menéndez Pelayo, España). Los expertos calcularon que los paneles instalados en 30 manzanas generan 18,5 (GWh/año) de energía eléctrica. De acuerdo a la información proporcionada por la Empresa Distribuidora de Energía Eléctrica en Tucumán (EDET), esa zona demanda aproximadamente 77 (GWh/año). “De ese dato se desprende que los sistemas fotovoltaicos generarían el equivalente a un 25% de la demanda total de la energía consumida en esa área”, estimaron González y Parellada.

Los investigadores analizaron que una residencia familiar tipo en Tucumán puede consumir unos 3.000 (kWh/año). Por lo tanto, según explicaron, la energía producida por los paneles solares en 30 manzanas del centro, cubriría la demanda de unas 6.000 de estas viviendas.

Los profesionales tomaron como referencia un sistema fotovoltaico que genera 3 kW de potencia. Eligieron esta potencia porque es capaz de producir la energía eléctrica suficiente como para abastecer la demanda anual de una residencia media en San Miguel de Tucumán. Contaron, además, que ellos ya instalaron un sistema fotovoltaico de estas características en la FACET, a comienzos de 2016, y que monitorean en forma permanente su funcionamiento.

Además del aporte de electricidad de los paneles, los ingenieros destacaron que evitarían la emisión de de dióxido de carbono (CO2) que sería producida por una central eléctrica convencional. El CO 2 es uno de los principales gases del efecto invernadero, responsable del calentamiento global de origen humano y del consecuente cambio climático. González estimó que la electricidad generada por los paneles en el centro tucumano evitaría la emisión de 9.000 toneladas de CO2; es decir, el equivalente a lo que producen 9.000 autos circulando en un año.

En una sola casa

González sostuvo que los SFV instalados en el techo de una casa podrían aportar el 100% de la demanda energética de ese hogar e, inclusive, más electricidad que la requerida. Señaló que el cálculo es muy simple: tanto un edificio de 10 pisos como una casa cuentan con un único techo; pero mientras que en el primero habitan unas 40 familias (cuatro departamentos por piso), en la casa viven, por ejemplo, cuatro personas.

“Obviamente la demanda de electricidad de un edificio es mucho mayor a la de una casa y por eso, si estos paneles se instalan en una propiedad horizontal, el aporte de electricidad sería mucho mayor al estimado en este estudio”, puntualizó.

Horarios pico de demanda de energía

En nuestra provincia la demanda de energía eléctrica tiene dos horarios pico, según la época del año. El primero, entre las 12 y las 15; el otro, entre las 21 y las 22. Estos picos guardan estrecha relación con el uso de equipos frío-calor.

El estudio de González y de Parellada se centró en observar qué sucedía con la demanda de energía eléctrica en horas de máxima radiación solar, que es al mediodía. En esos momentos el sistema fotovoltaico conectado a la red (SFCR) está generando su máxima energía eléctrica.

Cuando la demanda de energía aumenta, el valor de la tensión eléctrica disminuye por el exceso de electricidad que circula en la red. En esos casos los SFV implicarían un alivio para la red al inyectar electricidad generada en los lugares próximos al consumo. “Como consecuencia disminuirían las pérdidas eléctricas y mejorarían los niveles de tensión”, indicó Parellada.

El SFV conectado a la red eléctrica no suele contemplar el uso de baterías para acumular energía y usarla cuando sea necesario. Además las baterías duplican el costo de la instalación del sistema. La utilizan en general los SFV que están aislados de la red, como las casas de la alta montaña donde no llega la energía eléctrica.

Cuánto cuesta instalar un panel

Los profesionales explicaron que un sistema fotovoltaico como el de la FACET cuesta aproximadamente $ 150.000; pero el valor puede disminuir si existe más demanda en la región. Aclararon que al menos por el momento, en la Argentina los sistemas fotovoltaicos no tienen un valor de mercado fijo y esto se debe a que su uso no es generalizado.

González y Parellada coincidieron en que es necesario impulsar el sistema de venta de los materiales para los SFV y que sus instaladores deben estar matriculados o inscriptos, para que se eviten errores en la instalación. Agregaron que actualmente cuesta U$S 3 el vatio pico instalado; es decir, el costo global que incluye los paneles, el inversor, la mano de obra, los cables, la protección, etc.

En el plano internacional los países pioneros en la instalación de SFV son Alemania, Italia, España, EEUU, Japón y, más cerca de la Argentina, los estados vecinos como Chile, Uruguay y Brasil, que tienen legislaciones muy avanzadas en la materia. “Los paneles solares no son nada nuevo; hay antecedentes muy claros, tanto en Europa como en la región, con excelentes resultados”, concluyeron.

En nuestro país sólo tres provincias argentinas tienen vigente una ley de generación de energía distribuida: Salta, Mendoza y Santa Fe. En Tucumán, el 27 de octubre último se aprobó una norma al respeto, pero aún no se reglamentó. La norma contempla que la Caja Popular de Ahorros de Tucumán provea una línea especial de créditos para instalar los equipos y la posibilidad de reintegrarlos en hasta 60 cuotas.

Existen en el mundo tres esquemas de tarifas en la generación de energía distribuida: tarifa diferencial, balance neto y facturación neta. El primer caso contempla que cada KWh inyectado al sistema eléctrico tiene un precio mayor que el de compra desde las viviendas. Es el esquema que se usa para impulsar el sistema y permite una rápida amortización de la inversión. El balance neto es el resultado del cálculo de energía que entra y sale del hogar y el resultante podría o no tener un precio. Finalmente, la facturación neta incluye un balance similar al caso anterior entre lo que entra y sale de energía del hogar, pero el resultado es económico.

Ventajas al bolsillo y al ambiente

La inversión de los SFV según el esquema de tarifa elegido podría amortizarse en un plazo de 5 o 6 años. Luego el usuario comenzaría a pagar menos por el servicio de electricidad, considerando que el sistema tiene una vida útil de hasta 25 años.

Los SFV pueden instalarse de manera modular, adaptándose a la superficie disponible. No se dañan en el caso de granizo porque tienen una protección de vidrio en su superficie.

Disminuyen la emisión de CO2 a la atmósfera. Esta emisión ocurre en las centrales termoeléctricas donde se quema recursos fósiles y en las grandes hidroeléctricas (que inundan extensas superficies cubriendo con agua la materia orgánica y generando metano).

Aportan energía eléctrica a la red, disminuyendo las pérdidas y mejorando los niveles de tensión.

Promueven la generación de empleos en la región vinculado a la mano de obra de instalación y al movimiento del mercado de materiales.

Impulsan al usuario del SFV al ahorro energético, porque produce la energía que consume y le ayuda a tomar conciencia sobre el cuidado de la misma.

fuente: noticiasunt.com.ar

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