¿Qué secuelas puede dejar el Covid-19 en el corazón?

Publicado el: 26 octubre, 2020

La familia de siete coronavirus humanos conocidos hasta estos días era clasificada por su impacto en el tracto respiratorio, pero no en el corazón. Sin embargo, el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2, tiene un marcado tropismo para el corazón y puede provocar miocarditis (inflamación del corazón), necrosis de sus células, imitando un ataque cardíaco, arritmias e insuficiencia cardíaca aguda o prolongada (disfunción muscular).

Estas complicaciones, que a veces son las únicas características de la presentación clínica de la enfermedad, han ocurrido incluso en casos con síntomas leves y en personas que no experimentaron ningún síntoma.

Los cuatro coronavirus humanos del “resfriado común” no se han asociado con anomalías cardíacas.

Hubo informes aislados de pacientes con síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS; causado por MERS-CoV) con miocarditis y un número limitado de series de casos de enfermedad cardíaca en pacientes con SARS, según informó el Departamento de Cardiología, Hospital West China, Universidad de Sichuan.

Por lo tanto, una característica distintiva del SARS-CoV-2 es su compromiso cardíaco más extenso, que también puede ser una consecuencia de la pandemia y la exposición de decenas de millones de personas al virus.

A diferencia de las personas sin síntomas, existe una proporción sustancial de personas que sufre una enfermedad prolongada, a menudo debilitante. Los síntomas típicos incluyen fatiga, dificultad para respirar, dolor de pecho y ritmo cardíaco anormal. Es probable que exista una base inmunológica, pero aún no se ha determinado.

Estos pacientes tampoco se han sometido a una evaluación cardiovascular sistemática para detectar posibles miocarditis u otras anomalías cardíacas, como la fibrosis, que podrían explicar algunos de los síntomas persistentes.

No sería sorprendente que en el futuro los pacientes presenten una miocardiopatía de etiología desconocida y den positivo en la prueba de anticuerpos del SARS-CoV-2. Sin embargo, atribuir dicha miocardiopatía al virus puede resultar difícil dada la alta prevalencia de infecciones.

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