Un proyecto busca que los tucumanos puedan guardar sus bicicletas en lugares seguros

Publicado el: 27 mayo, 2020

Y de pronto, el mundo se vio obligado a modificar su formato de vida debido a una pandemia. La presencia de un virus altamente contagioso, irrumpio en todos sus aspectos. Los resultados se ven día a día, la sociedad cambio y lo tuvo que hacer de forma involuntaria. El planeta se volvió más verde, y fue precisamente porque un confinamiento obligado, donde las personas no salian de sus casa a menos que sea necesario hacerlo. Sin embargo, poco a poco, estamos intentando volver a la “normalidad” pero con estrictas normas de higiene social. El transporte urbano, es uno de los temas más importantes, por ello, para muchos, la bicicleta forma parte de un medio de movilización para sus actividades.

La bici es un medio de transporte limpio. Todos debemos preocuparnos por la conservación del medio ambiente y esta es una opción de movilidad no contaminante perfecta:  La bici no produce gases tóxicos y además ocupa menos espacio.
Sin embargo, uno de los principales problemas, al menos en nuestra provincia, en dónde dejar la bici con tanta inseguridad. No existe ninguna guarderia ni lugar relativamente seguro para dejar el rodado a excepción de la Dirección Provincial de Rentas, en 24 de Septiembre al 900, que tiene en su vereda los clásicos hierros semicirculares para encadenar las bicis.
La mayoría de las instituciones públicas, empresas, escuelas y universidades no proveen espacios para aparcar bicicletas de forma segura.

Esto, a causa del temor a los robos, desalienta a los ciclistas a optar por esta opción como medio de transporte urbano.

Hasta las guarderías de autos y motos rechazan el ingreso de bicicletas.

Por esta razón, el concejal alfarista José “Lucho” Argañaraz elaboró un proyecto de ordenanza, que se presentó esta mañana, para exigirle a las cocheras de la capital que destinen no menos del 5% de su espacio para guardar bicis.

La norma detalla que las guarderías deberán contar con elementos de amarre seguros, anclados al piso, y que la tarifa para alojar bicicletas no podrá superar el 20% del valor fijado para los automóviles.

Una vez promulgada la norma, los estacioneros tendrán un plazo de tres meses para adecuar los espacios y su incumplimiento acarreará multas. También se dispone de una línea de contacto para que la gente denuncie a quienes no cumplan con esta ordenanza.

Argañaraz adelantó que tiene otros proyectos en carpeta que promuevan el uso de la bicicleta de forma segura y masiva.

Entiende que es el Estado el que debe ofrecer las condiciones y la infraestructura para que los vecinos puedan trasladarse de forma más limpia, barata y saludable.

Las semipeatonales son un ejemplo de lo que se denominan “calles lentas”, y la capital dio un primer paso el año pasado transformando siete cuadras en el microcentro, en línea con las tendencias urbanísticas más avanzadas en el mundo, aunque aún resultan totalmente insuficientes.

Son necesarias muchas más medidas como las que impulsan Argañaráz, o Tafí Viejo y Yerba Buena para descongestionar los centros comerciales, descontaminar las ciudades, silenciarlas y ofrecerles a los vecinos medios de transportes económicos y saludables.

Tucumán cuenta con condiciones únicas para promover que la gente camine más o ande en bici, por sus distancias cortas, pero el Estado debe proveer de más seguridad, corredores menos congestionados, lugares de estacionamiento e incentivos para quienes colaboran con mejorar la calidad de vida de la ciudad.

Cada persona que se sube a una bici es alguien que se baja de un auto, de una moto o de un colectivo, que no quema combustibles fósiles, no hecha humo y no congestiona el tránsito ni hace ruido.

Los cambios culturales suelen ser largos, pero toda travesía comienza con un paso, o también con una pedaleada.

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