Un informe reciente de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló que 4,3 millones de niños, niñas y adolescentes en el país sufren inseguridad alimentaria en 2024, lo que representa el 35,5% del total de menores. Se trata del nivel más alto en los últimos 15 años, y responde principalmente al aumento de la pobreza, el empleo precario y la desigualdad social.
El estudio fue realizado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA y lleva el título “Inseguridad alimentaria en la infancia argentina: un problema estructural observado en la coyuntura actual”. Según sus autores, Ianina Tuñón y Agustín Salvia, la crisis alimentaria afecta con más fuerza a hogares pobres, con trabajos informales, numerosas personas a cargo o familias encabezadas por un solo adulto.
Entre los principales hallazgos, se destaca que los hogares monoparentales tienen 12 puntos porcentuales más de inseguridad alimentaria que los biparentales. También se observó que las familias numerosas, con cinco o más integrantes, enfrentan más dificultades para acceder a una alimentación adecuada.
Además, los niños cuyos padres tienen empleos informales o están desocupados son los más afectados. En estos casos, más de la mitad de los chicos pasaron hambre o tuvieron dificultades para alimentarse en 2024. La situación también se agrava cuando los menores abandonan la escuela, ya que pierden el acceso a comedores escolares y redes de contención.
El informe muestra también que, si bien el Área Metropolitana de Buenos Aires sigue teniendo los peores niveles, en el interior del país los índices aumentaron y ya se acercan a los del conurbano bonaerense.
Otro dato preocupante del estudio es que el 67% de los niños, niñas y adolescentes en Argentina vivían en situación de pobreza durante el primer semestre del año. El informe advierte que la inseguridad alimentaria es un problema estructural que se ha agravado en años clave como 2018, 2020 y 2024, y que requiere respuestas urgentes y coordinadas del Estado y la sociedad.
