En la mañana del domingo de Pascua, miles de personas se reunieron en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, para escuchar el mensaje “Urbi et Orbi” del papa Francisco, quien, a pesar de sus problemas de salud, estuvo presente y saludó a los fieles desde el papamóvil. El mensaje fue leído por Monseñor Diego Ravelli y la misa fue presidida por el Cardenal Angelo Comastri, por decisión del propio Pontífice, quien igualmente compartió palabras llenas de esperanza, amor y llamados urgentes a la paz.
Francisco inició el mensaje saludando con emoción: “Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!”, y recordó que la Resurrección de Cristo es una victoria del amor sobre el odio. Afirmó que el mal sigue existiendo, pero ya no tiene poder sobre quienes reciben la gracia de este día, y aseguró que las lágrimas de las víctimas no han sido olvidadas. También habló sobre la importancia de la esperanza, diciendo que “la esperanza no defrauda”.
Durante su mensaje, el Papa hizo un fuerte llamado a la paz en zonas con conflictos como Palestina, Israel, Ucrania, Myanmar, Siria, Yemen, el Líbano, el Cáucaso Meridional y África. Se mostró especialmente preocupado por la crisis humanitaria en Gaza y pidió un cese del fuego, ayuda para los civiles y la liberación de los rehenes. Además, condenó el antisemitismo, la violencia diaria y la falta de libertad religiosa.
Francisco también advirtió sobre los peligros del armamentismo y pidió usar otras “armas”, como la ayuda humanitaria, la lucha contra el hambre y el desarrollo sostenible. Agradeció a los voluntarios por su trabajo en Myanmar tras el terremoto y destacó el alto el fuego como un signo de esperanza.
El mensaje terminó con una oración por el Jubileo de 2025 y un pedido por la liberación de prisioneros de guerra y presos políticos, invitando a todos a confiar en Dios para renovar el mundo.
