Natalia Cioccolani, una estilista tucumana, vivió un momento único e inolvidable durante su viaje familiar a Roma: estuvo presente en la última misa del papa Francisco, apenas un día antes de su fallecimiento. Fue el domingo de Pascua, en la Plaza de San Pedro, donde miles de fieles se reunieron para recibir la bendición del Sumo Pontífice. Para Natalia, ese encuentro fue mucho más que un acto religioso: fue una experiencia espiritual que la conmovió profundamente.
“Estaba muy cansado, se le notaba. Le tocaban el cuello para que bajara la cabeza, tenía dificultad para respirar”, contó emocionada en una entrevista con LA GACETA Central. Con su celular en mano y el corazón acelerado, logró capturar imágenes del Papa a pocos metros de distancia. A pesar de tener entradas para un tour en el Coliseo, decidió cambiar sus planes. “Le dije a mi marido: ‘Yo me voy al evento más importante, soy cristiana, tengo que estar ahí’”, explicó.
Al día siguiente, mientras hacía fila para entrar nuevamente al Vaticano, recibió la impactante noticia: “La gente empezó a murmurar: ‘El Papa murió, el Papa murió’. No podía creerlo. Lo había visto el día anterior. Me costaba caer”.
Natalia describió ese último encuentro con el Papa como algo que la llenó por completo. “Ver al Papa, recibir su bendición, comulgar… fue algo que me llenó el alma. No lo puedo explicar con palabras. Sentí que me llevaba algo eterno, algo que no se compra, que no se planea”, expresó conmovida.
Desde Roma, y aún emocionada, Natalia destacó el valor de haber estado allí como creyente y como argentina. “Él nunca vino a nuestro país. Entonces pensé: si la montaña no va a Mahoma… tenía que venir yo. Y vine”.
Mientras Roma y el mundo entero despiden al Papa, ella se vuelve a Tucumán con el corazón lleno de fe y gratitud. “Nos tocó todo: la misa, la bendición, el jubileo, el perdón… fue un regalo divino. Me voy con tristeza por esta pérdida, pero también con la certeza de haber vivido algo único”.
Fuente: La Gaceta
