La Cámara de Senadores de Uruguay aprobó este miércoles el proyecto de ley de “muerte digna”, una iniciativa que permite que personas con enfermedades terminales, incurables e irreversibles puedan acceder a una muerte asistida, siempre con su consentimiento expreso y reiterado. El texto fue votado tras ocho años de debate legislativo y obtuvo 20 votos a favor sobre 31, con el respaldo del Frente Amplio (FA), el Partido Colorado (PC) y parte del Partido Nacional (PN).
La aprobación convierte a Uruguay en el primer país de América Latina en legalizar la eutanasia mediante una ley parlamentaria, ya que en otros países de la región, como Colombia, el derecho fue reconocido por decisiones judiciales.
Durante el debate, el senador Daniel Borbonet (FA) destacó que la norma “no obliga a nadie, sino que ofrece una alternativa para quienes atraviesan un sufrimiento irreversible”. Por su parte, el colorado Ope Pasquet, uno de los principales impulsores del proyecto, defendió la medida como “una ley liberal y humanista” que garantiza la libertad de elección: “El que quiera eutanasia, que la pida; y el que no la quiera, que la rechace”.
Sin embargo, hubo voces en contra. El senador Pedro Bordaberry (PC) criticó que la ley se aprobara “de apuro” y con “errores de redacción”, mientras que el nacionalista Martín Lema consideró que la votación fue “inoportuna”, ya que “hace pocos días se reglamentó la ley de cuidados paliativos”.
La normativa uruguaya establece que los pacientes podrán solicitar la muerte asistida si padecen enfermedades que no tienen cura ni posibilidad de mejora y que les causan un sufrimiento físico o psíquico insoportable. Deberán hacerlo por escrito, en plena capacidad mental y con la intervención de profesionales médicos.
Con esta decisión, Uruguay se suma al reducido grupo de países que reconocen el derecho a una muerte asistida, reafirmando su tradición de ser pionero en la región en materia de derechos civiles y libertades individuales.




