El investigador brasileño Andrés Rodrigues, coordinador del Laboratorio de Estudios sobre Política y Violencia de la Universidad Federal Fluminense, calificó como una “masacre” el operativo policial que dejó más de un centenar de muertos en el Complexo da Penha, en Río de Janeiro, y afirmó que se trata de la continuidad de un modelo de seguridad violento y autoritario impulsado por el gobierno estadual de Claudio Castro.
En diálogo con LA GACETA, Rodrigues advirtió que este hecho no es aislado, sino parte de un patrón de represión que combina la “guerra a las drogas” con el control autoritario de los sectores pobres. “El gobierno de Río acumula masacres policiales. Es un patrón de gestión basado en la violencia y la impunidad”, sostuvo.
El especialista describió las imágenes que circularon —vecinos bajando cuerpos de las colinas en medio de escenas de horror— como “una expresión de la barbarie” que viven las comunidades periféricas. “No sé cómo se reconstruye la historia de una comunidad que pasa por eso”, lamentó.
Rodrigues pidió una investigación independiente y la intervención del Ministerio Público y de las Naciones Unidas, al señalar que los métodos de la policía de Río violan los estándares internacionales de derechos humanos.
Además, cuestionó el discurso oficial que asocia a todas las víctimas con el narcotráfico, asegurando que se trata de una estrategia ideológica que justifica la violencia. “La guerra a las drogas en Brasil es una guerra contra los pobres, los negros y los habitantes de las favelas. Los verdaderos operadores del crimen están en los barrios ricos y en el mercado financiero”, denunció.
El académico también advirtió que estos operativos solo aumentan la violencia, ya que al eliminar un grupo, otros intentan ocupar su territorio, generando un círculo vicioso.
En cuanto al plano político, destacó el contraste entre el gobierno federal de Luiz Inácio Lula da Silva y la gestión estadual de Castro, de tendencia bolsonarista. “Por suerte, el gobierno nacional no comparte esa visión autoritaria. Si Bolsonaro estuviera en Brasilia, la situación sería aún más grave”, opinó.
Finalmente, Rodrigues sostuvo que la Justicia brasileña tiene un papel decisivo y recordó que el Supremo Tribunal Federal ya intervino en el caso. “Quiero creer que esta vez habrá una investigación seria y reparación para las familias. Si no, no hay democracia en Río de Janeiro”, concluyó.




