En la madrugada del lunes, dos jóvenes —uno de 21 años y un menor de edad— fueron brutalmente agredidos en el barrio Bienestar, en San Cayetano, en un episodio que, según vecinos y autoridades, ocurrió en el mismo contexto de tensión que dejó el asesinato de Zoe, la niña de 7 años que murió tras recibir un disparo en la cabeza el jueves pasado. Los dos jóvenes atacados tienen vínculos familiares con los sospechosos del crimen, lo que explicaría por qué se produjo la agresión y cómo continúa escalando el conflicto en la zona.
El asesinato de Zoe ocurrió el jueves por la tarde, cuando cuatro jóvenes se acercaron a la casa del abuelo de la niña y uno de ellos abrió fuego varias veces. Uno de los proyectiles impactó en la pequeña, que fue trasladada al Hospital de Niños y falleció al día siguiente. La Justicia dictó prisión preventiva por cuatro meses para los dos involucrados mayores de edad, mientras que los dos menores quedaron alojados en el Instituto Roca.
Las primeras reconstrucciones indican que los atacantes caminaron hasta la casa porque viven a pocos metros. Testimonios y cámaras de seguridad señalan como presunto autor de los disparos a un joven apodado “Chueco”, cuyo hermano menor, inimputable, habría filmado toda la secuencia. Los otros dos acusados —“Ratón” y otro adolescente— habrían cumplido roles de apoyo.
Según los vecinos, los implicados eran conocidos en el barrio por su conducta conflictiva y por su relación con el padre de los hermanos, señalado como un hombre peligroso del entorno. Una vecina, que pidió reserva de identidad, aseguró que existía una disputa previa con la familia de la niña, presuntamente vinculada a la venta de drogas.
La División Homicidios detuvo a los cuatro señalados entre el viernes y la madrugada del sábado, bajo la dirección del fiscal Pedro Gallo, aunque no logró secuestrar ni el arma utilizada ni el celular que habría registrado el ataque. Para los investigadores, la existencia de un video es casi un hecho y respondería a una “advertencia para marcar territorio”.
Vecinos y fuentes policiales coinciden en que el conflicto estaría ligado a una disputa por el narcomenudeo: “Creen que la familia de la víctima les estaba quitando compradores”, indicó un investigador.
Para muchos residentes del barrio Bienestar, la agresión ocurrida el lunes era un desenlace previsible. “Ya había problemas antes; ahora, con una muerte, la cosa cambia completamente”, dijo Julio Herrera, vecino del lugar.
El temor a nuevos episodios de violencia es generalizado, y la comunidad advierte que el barrio atraviesa uno de sus momentos más delicados. Las autoridades continúan en alerta para evitar represalias mientras avanza la investigación por el femicidio de Zoe.
