Un joven grafitero de 18 años, conocido como Jask, pintó con aerosol una nueva parada de colectivo en San Miguel de Tucumán y, tras la repercusión en redes sociales, salió a pedir disculpas públicamente. El hecho ocurrió en una pantalla LED que estaba apagada y ya había sido marcada antes, pero su intervención generó enojo en los vecinos y una rápida reacción del municipio, que restauró el lugar.
En una entrevista, Jask se mostró arrepentido y reconoció su error. “La verdad que sí, estoy arrepentido. Pinté algo que no debía”, dijo, y expresó su deseo de limpiar la pantalla. Contó que no sabía que era una parada nueva, pero entendió que afectó un bien útil para la comunidad y que rompió una regla importante dentro del mundo del graffiti: no pintar sobre información pública.
El joven explicó que el “tag” es la firma de los grafiteros y una forma de hacerse presente, pero aclaró que el graffiti tiene reglas, historia y técnica. “No se pintan casas de vecinos, ni monumentos, ni herramientas útiles. Yo rompí con eso y quemé a mi comunidad”, reflexionó. Aseguró también que muchos artistas urbanos comenzaron con graffiti y hoy trabajan junto al municipio.
Jask mantuvo su rostro cubierto con un barbijo, como símbolo del anonimato que caracteriza a su cultura, pero habló con claridad. Dijo que recibió críticas y comentarios duros, pero también comprendió la reacción de la gente. “Aprendí. No quiero que esto vuelva a pasar”, concluyó.
Fuente: La Gaceta




