La noche del jueves, tras el empate entre Atlético Tucumán y Rosario Central, se desató una violenta pelea entre hinchas en la avenida Juan B. Justo, en San Miguel de Tucumán. Según testigos, todo comenzó cuando un grupo de simpatizantes del “Decano” habría arrojado una piedra contra un colectivo con hinchas “canallas” que salían del estadio Monumental. El incidente derivó en corridas, agresiones, destrozos y vehículos dañados, en medio de lo que vecinos califican como un operativo policial fallido.
A la mañana siguiente, la zona mostraba las huellas de la violencia: vidrios rotos en la calzada, piedras y ladrillos en las esquinas y manchas de sangre sobre las veredas. “En la puerta de mi casa había sangre esta mañana. Fue muy fuerte lo que pasó”, relató un vecino.
Comerciantes y residentes de la zona coincidieron en que la organización policial fue deficiente. Federico Suma, dueño de una rotisería, denunció que el recorrido de los colectivos con hinchas visitantes favoreció el cruce con los locales: “La Policía hizo que se encuentren las dos hinchadas. Rompieron vehículos, golpearon gente y destrozaron mi comercio. Esto era evitable”.
Otro testigo, Federico San Millán, afirmó que algunos simpatizantes de Rosario Central descendieron de los micros para atacar vehículos, motos y transeúntes. “Fue vandalismo tremendo. No hubo muertos de milagro. A un chico lo golpearon salvajemente en la esquina de Juan B. Justo y Bolivia”, dijo.
Los vecinos también responsabilizaron al jefe de la Policía de Tucumán, Joaquín Girvau, por las decisiones que habrían permitido el enfrentamiento. “Si dejas que los micros de una hinchada se crucen con la otra, lo que pasó no es casualidad”, señaló Suma.
El regreso del público visitante al estadio Monumental, que se esperaba como una fiesta, terminó con un saldo amargo: calles cubiertas de vidrios y piedras, veredas manchadas de sangre y una comunidad que reclama explicaciones y medidas para evitar que la violencia vuelva a repetirse.
