La Justicia y autoridades de seguridad de Tucumán advirtieron este fin de semana que crecen las sospechas sobre la relación entre organizaciones narco y el fútbol local, un fenómeno conocido como “narcofútbol”, que se investiga porque al menos seis casos en los últimos años muestran posibles conexiones entre barras, dirigentes y bandas criminales, según confirmaron funcionarios provinciales y fuentes judiciales.
El tema volvió a ponerse en agenda tras la colaboración judicial de José “Pico” Peralta, investigado en causas de drogas y con vínculos en el ambiente futbolero. Su testimonio reactivó un debate que desde hace años inquieta a los ámbitos político, policial y judicial de Tucumán.
Desde la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico, su titular Jorge Dib afirmó que la ofensiva estatal avanza y destacó que en la provincia se incrementó un 400% el secuestro de cocaína y un 1.600% el de marihuana, lo que —según dijo— demuestra que se están desarticulando estructuras criminales complejas. El jefe de Policía, Joaquín Girvau, recordó además que varios de los sospechosos señalados desde hace tiempo están detenidos en Benjamín Paz.
Entre los antecedentes más fuertes aparece el caso del clan Ale: Rubén “La Chancha” Ale, histórico líder de la barra de San Martín, llegó a presidir el club y manejar una estructura que —según la Justicia— se utilizó para lavar dinero proveniente de actividades ilícitas. Su condena y la de su hermano, Ángel “El Mono” Ale, expusieron cómo personas de su confianza ocuparon cargos clave dentro de la institución.
Otro episodio que reveló posibles conexiones fue el secuestro de Margarita Toro, señalada como jefa de una red de narcomenudeo, cuyo caso terminó salpicando a integrantes de La Inimitable, la barra de Atlético Tucumán. El expediente no llegó a juicio, pero dejó abiertas hipótesis sobre una disputa por el control de la tribuna.
El homicidio de Manuel “Berenjena” López en 2022, ocurrido a metros de La Ciudadela antes de un partido decisivo, también generó sospechas. Aunque se lo interpretó como un conflicto interno, la droga encontrada entre sus pertenencias llevó a que parte del caso pasara a la Unidad de Narcomenudeo. Marcelo “Chelo” Roldán fue condenado por el crimen, pero el trasfondo narco sigue sin aclararse.
En Alberdi, investigaciones federales alcanzaron al ex intendente Luis Campos, a su esposa, la legisladora Sandra Figueroa, y a funcionarios municipales por presuntos vínculos con organizaciones criminales. A esto se suma que dos personas ligadas al municipio fueron acusadas por el asesinato de dos ciudadanos bolivianos que habrían vendido droga a gran escala.
Los conflictos también estallaron dentro y fuera de los estadios. Una bandera colocada en La Ciudadela denunció vínculos narco de Javier “Chuky” Casanova y David “Petiso David” Lobo. Meses después, un tiroteo en una fiesta electrónica en Tafí Viejo enfrentó, según los investigadores, a grupos ligados a Casanova y a Facundo Ale, hijo de “El Mono”. Luego de los allanamientos se secuestró droga y se detuvo a varios implicados. Uno de ellos, Pasarín, murió al chocar el vehículo en el que se desplazaba Ale.
Lobo, vinculado al clan Los Gardelitos y sospechado de tener conexiones con redes narco de Rosario, fue detenido tras un operativo que incautó cinco kilos de marihuana. Su familia anunció protestas ante la Justicia federal.
Con nuevas investigaciones abiertas y viejos expedientes aún sin cerrar, las autoridades aseguran que seguirán avanzando. “Hay decisión política de ir hasta el fondo”, sostuvo Dib. Pero en Tribunales reconocen que el fenómeno del narcofútbol podría ser todavía más amplio de lo que se conoce públicamente.




