El martes por la mañana, después del fin de semana largo, las playas y senderos de El Cadillal amanecieron cubiertos de botellas, plásticos, latas, pañales y restos de comida, una situación que obligó a las autoridades comunales a desplegar un operativo de limpieza durante varias horas para retirar los residuos que dejaron los visitantes, según confirmaron fuentes locales.
Durante los días feriados, cientos de familias disfrutaron del lago y su entorno natural, pero el contraste entre ese movimiento turístico y la escena del amanecer fue evidente. Montones de basura quedaron esparcidos por la costa, afectando el paisaje y generando preocupación ambiental.
Los residuos no solo deterioran la imagen del lugar: contaminan el agua, dañan la fauna silvestre, representan un riesgo para la salud pública y afectan la posibilidad de que El Cadillal siga siendo un punto de esparcimiento para futuras generaciones.
Si bien los equipos comunales limpiaron la zona, el problema se repite cada fin de semana de alta afluencia. Especialistas y autoridades señalan que la solución requiere más que operativos posteriores: mayor control, señalización clara, campañas de educación ambiental, puntos de disposición diferenciada y sanciones para quienes arrojen basura de forma irresponsable.
El mensaje central es claro: El Cadillal debe ser cuidado por todos, y quienes lo visitan deben llevarse sus residuos o depositarlos en los lugares habilitados. La belleza del lugar, advierten, podría deteriorarse si no cambian los hábitos de quienes buscan allí un refugio natural.




