El transporte de votantes promovido por grupos políticos se ha vuelto fácil de identificar en el día de las elecciones. Los vehículos que solían detenerse frente a las escuelas con carteles distintivos han cambiado su estrategia para evitar ser sancionados. Este servicio clandestino ha evolucionado, con conductores de automóviles tratando de pasar desapercibidos y las motocicletas ganando protagonismo en el este de Tucumán.
Antes de las elecciones presidenciales, la Junta Electoral Nacional (JEN) de Tucumán impuso restricciones para evitar este tipo de prácticas. Hubo reuniones con los representantes legales de los partidos políticos donde se enfatizó que el transporte de votantes es ilegal y que habría un mayor control en estas elecciones. El presidente de la JEN, el juez federal Ricardo Sanjuan, explicó que los vehículos serían confiscados, y aunque no se arrestaría a las personas, enfrentarían cargos penales.
En las afueras de las escuelas, las motocicletas se convirtieron en la elección preferida. Se pidió a los conductores que no detuvieran sus autos justo frente a las escuelas para mantener las entradas despejadas. En cambio, muchos conductores de autos se estacionaron en las calles cercanas. Las motos, por otro lado, pudieron detenerse en la misma cuadra y se acumularon allí. Es posible que este cambio de vehículo sea una nueva forma de transportar votantes en algunos casos.
En algunas zonas, los conductores estacionaban sus autos y esperaban a las personas. Esto también se considera un servicio, ya que no todos pueden pagar un viaje en taxi. Algunos conductores estaban recibiendo dinero por los traslados, según los acuerdos con líderes políticos.
La estrategia del “camuflaje” se repitió en varias escuelas, con conductores que no ocultaron su afiliación política en sus autos. Además, se informó de carteles promocionales de un candidato oficialista en un lugar inapropiado en la Facultad de Filosofía y Letras, lo que generó cierta controversia.
Fuente: La Gaceta