Dramático: así los vecinos destruyeron la casa del presunto asesino de Rocío Molina

Publicado el: 31 octubre, 2018

Bronca, indignación y destrucción. Indignados, los vecinos de Rocío Molina destrozaron la casa del presunto asesino luego de que la policía realizara un allanamiento adelantado por TucSinFiltro en la propiedad de Emiliano Montenegro, un vecino considerado el principal sospechoso del asesinato de la joven. Con mazas, martillos y elementos similares tiraron las paredes de la casa del “Panza”, dejando casi en ruinas la vivienda ubicada en la zona de la Costanera.

Los desmanes iniciaron poco después que el sospechoso fuera llevado por una comisión al mando de Jorge Dib y Diego Bernachi, de la División Homicidios y Delitos Complejos, para cumplir con el pedido que había realizado la fiscal Adriana Giannoni. Los pesquisas actuaron rápidamente y aprehendieron al sospechoso cuando caminaba por la calle. La medida sorprendió a los propios vecinos al percatarse de que el acusado del brutal crimen era el mismo hombre al que veían a diario caminar por el barrio. El sospechoso, según pudo saber este medio, se desempeña como empleado público y aún se desconocen las causas por la que atacó a Rocío.

“Mi hija conocía al homicida…se fue con alguien a quien conocía”, había dicho antes Alejandra, la madre de la víctima a esta web. El tiempo le dio la razón.

Cuando llegó la noche se organizaron y atacaron la propiedad, ubicada en la calle Tejerina a orillas del río Salí, dejando todas las pertenencias del hombre en la calle. Sacaron las chapas, desmontaron las ventanas y se robaron la puerta.

En horas de la tarde cuando se realizaban los allanamientos para detener al supuesto autor material del crimen, algunos vecinos hablaban de quemar la casa.

Según consta en la denuncia policial que se realizó en la Comisaría de Banda del Río Salí, los vecinos intencionalmente dañaron la propiedad del presunto asesino. Automáticamente tomó intervención la División de Homicidios y el personal de criminalística trabaja en el lugar.

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