Rusia exportará su vacuna en Noviembre

Publicado el: 21 agosto, 2020

Kirill Dmitriev, director del Fondo Soberano de Inversión de Rusia, adelantó que desde la semana que viene Rusia pondrá en marcha una prueba de su vacuna que alcanzará a unas 40.000 personas. “En septiembre empezará la vacunación masiva en nuestro país y entre noviembre y diciembre podremos exportarla”, sostuvo. No hubo precisiones respecto de qué países podrían ser prioritarios en esa exportación.

La vacuna rusa, se especificó en la conferencia de prensa, implicaría dos dosis aplicadas con 21 días de diferencia. El presidente de ese país, Vladimir Putin, anunció el 11 de agosto que Rusia había desarrollado la primera vacuna contra el coronavirus. Se supo enseguida que la fórmula había sido bautizada “Sputnik V”, nada menos que como el satélite soviético que llegó antes que cualquier intento estadounidense al espacio en plena Guerra Fría.

Apenas se produjo ese anuncio, autoridades sanitarias de distintos países y bloques regionales del mundo -y también la Organización Mundial de la Salud-, advirtieron que Rusia no había llevado a cabo la fase 3 de los ensayos previstos para el desarrollo de vacunas: es la instancia que implica probar en una muestra amplia de personas si efectivamente la fórmula es eficaz a la hora de prevenir el contagio de coronavirus.

“No hay una fase 3 en la ley rusa. Desde un punto de vista legal, se trata de estudios que se realizan después de que se registrase la vacuna”, sumó el titular del fondo soberano en referencia a la prueba masiva que empezará la semana que viene, y aseguró que podía considerarse “equivalente a la fase 3”. La semana próxima empezará también la vacunación voluntaria a grupos de riesgo, entre los que se cuentan los trabajadores de la salud y de la educación.

Brasil, Cuba, India y Corea del Norte son países que, según Dmitriev cuentan con la capacidad necesaria para producir la vacuna. A la vez, Emiratos Árabes Unidos, Filipinas y Arabia Saudita podrían ser sedes de las pruebas clínicas, y podrían sumarse también Brasil e India.

Denis Logunov es director científico del Instituto de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, la entidad estatal que encabeza el desarrollo de la vacuna. Según sostuvo en la conferencia de prensa, un decreto del gobierno encabezado por Putin es el que permite empezar a aplicar las vacunas a los grupos de riesgo mientras se avanzan las pruebas en una cantidad representativa de personas.

“Primero probamos la vacuna en animales, entre los que hubo dos grupos de primates, y encontramos alto nivel de seguridad. También vimos la actividad defensiva de la fórmula: los primates resultaron protegidos. Cuando lo aplicamos a personas vimos que los efectos colaterales eran un poco de dolor de cabeza y dolor en el lugar de la aplicación“, describió Logunov.

“El trabajo con adenovirus se perfeccionó mucho en los últimos años. Los ensayos que están más avanzados para vacuna contra el coronavirus trabajan con adenovirus, que duele tener gran eficacia para dar respuestas, y sin peligros”, destacó Alexander Gintsburg, director del Instituto Gamaleya. La vacuna en la que trabaja Rusia usa adenovirus humano, mientras que la de la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca, que se producirá en la Argentina, apela a adenovirus de chimpancé.

Según el titular del fondo soberano de inversión, “el adenovirus humano dio una respuesta muy fuerte en estudios históricos, mientras que el de chimpancé no sabemos si tiene efectos colaterales que puedan ser cancerígenoso afectar la fertilidad“.

Dmitriev sostuvo que la aplicación de dos dosis puede resultar más eficiente que dar una sola en términos del largo plazo de la inmunidad. Para dar cuenta de esto, citó resultados no de la vacuna rusa sino de AstraZeneca: “Quienes recibieron una segunda dosis desarrollaron una inmunidad cuatro veces más alta que quienes sólo recibieron la primera”, dijo.

La iniciativa rusa, en el sitio web de la vacuna Sputnik, hace hincapié ahora en la mayor seguridad del uso de adenovirus humano respecto del obtenido de chimpancés. Según se consigna allí, el humano lleva 17 años usándose en estudios a gran escala y sirvió para desarrollar tres vacunas contra el ébola, a la vez que se usó para 2 tratamientos oncológicos, mientras que el de chimpancé no se habría utilizado para ninguna de estas tareas.

Llama la atención que ese mismo sitio destaca que hay cuatro estudios clínicos basados en el uso de adenovirus humano que ya completaron la fase 3, mientras que ninguno de los que usa adenovirus de chimpancé ya completó esa instancia. La fase 3 que el mundo -y la OMS- le reclaman a la vacuna rusa y que, según advierte la autoridad que decidió invertir en el proyecto, no está indicada por la ley de su país

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