Seguramente Stephen Hawking es uno de los científicos más conocidos en el colectivo cultural mundial, compartiendo lugar con Albert Einstein, gracias a una personalidad vibrante y una fuerza incansable por la cual no dejó que su enfermedad fuera un condicionante para la vida pública y el ejercicio de la investigación.
Su trabajo se especializó en el estudio del cosmos. Todo lo que nos envuelve alrededor del planeta, lo que vemos y lo que no; quizás logró también el mismo carácter de divulgador científico que Carl Sagan.
Su obra “Breve historia del tiempo”, de 1988, recoge buena parte de sus descubrimientos y teorías y ha tenido ventas superiores a los 25 millones de ejemplares. Este libro convirtió a Hawking en un personaje enormemente popular. Ciudadanos de todo el mundo sintieron un apego y cariño a aquella mente brillante que les hablaba del universo y sus misterios desde una silla de ruedas y a través de una computadora parlante.
Nunca presentó su enfermedad como una limitación sino como una circunstancia a la que se había ido adaptando.
Con respecto a la muerte, dijo una vez :
“veo el cerebro como un ordenador que dejará de trabajar cuando sus componentes fallen. No hay paraíso ni vida después de la muerte para ordenadores estropeados. Eso es un cuento de hadas para personas que temen a la oscuridad”.
En la cultura
En la cultura popular, el físico tuvo participación en diversos lugares de los medios de comunicación y contaba con la popularidad de los grandes actores o estrellas de la música.
Estuvo de invitado en la serie The Big Bang Theory, tuvo una película biográfica que le valió el Oscar al actor que interpretó su papel, La Teoría del Todo. Y como si fuera poco, no podía estar ausente en una de las series más longevas de la historia, Los Simpsons, donde incluso prestó la voz digital de la computadora con la cual se comunicaba para grabar los diálogos de la serie.
