Afirma que su hijo contrajo dengue y no quisieron tratarlo

Publicado el: 28 abril, 2016

Sebastián Gustavo Romero, un estudiante de Arquitectura de la UNT de 30 años oriundo de La Pampa contrajo dengue en Tucumán. La historia es escalofriante, porque apenas le avisaron a su padre Gustavo Romano, este se hizo presente para cuidar de la salud de su hijo. Lo tuvieron deambulando por hospitales y por el momento no se realizaron medidas de precaución.

“Mi hijo contrajo la enfermedad del dengue. Me llaman, encuentro a mi hijo en muy mal estado, tenía 41º de fiebre el cuerpo rojo, lleno de sarpullidos, buscamos lo mejor que había en la ciudad, nos dijeron que era el sanatorio Parque, una doctora me dice que era dengue, me hace ir al Hospital Padilla, había 200 personas, me hacen sentar a mi hijo que se desvanecía. Logro que baje una empleada del laboratorio, le saca sangre y me dice que dentro de tres horas lo pase a buscar, volví como a las dos de la mañana, me entrega los resultados y me dice que vaya urgente a un médico”, inició su relato el padre del estudiante.

Luego añadió: “Lo llevo al Centro de salud, me llevan al médico de guardia de vuelta, voy con los análisis, le hago ver me dice que no es suficiente, me manda a hacer otro análisis en el Centro de Salud, cuando llego al laboratorio sale la bioquímica, me ve los análisis, me dice que en la ciudad de Tucumán no hay dengue, mientras tanto le hace los análisis y me sale que los síntomas de mi hijo no eran de dengue”.

Finalmente cuestionó el accionar humano de los trabajadores de la salud: “No pueden jugar con la vida de un ser humano. Hasta ahí no lo habían internado. Él empezó con los síntomas el martes, a mí me llamaron el jueves. El doctor Mario Rayas compara los dos análisis y dice este muchacho tiene dengue, él firma la planilla y se encarga de enviar a fumigar el departamento donde vive mi hijo. Gracias a Dios hoy mi hijo está bien, lo tengo subido a la camioneta, ando con repelente, mientras no tenga temperatura está todo bien. Ya come, camina solo, se le fue el color rojo de los ojos. Lo que me duele es que en la ciudad no hay nadie que haga algo ¿No le importa el ser humano? En el Padilla donde estaban esas personas sentadas había mosquitos”.

Foto: Cedida por la familia

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